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BARCELONA, España (AP) — En cuestión de minutos, las inundaciones repentinas causadas por fuertes aguaceros en el este de España arrasaron prácticamente todo a su paso. Sin tiempo para reaccionar, la gente quedó atrapada en vehículos, casas y negocios. Muchos murieron y miles de personas perdieron sus medios de vida.
Una semana después, las autoridades han recuperado 219 cadáveres —211 de ellos en la región oriental de Valencia— y buscan al menos a 93 personas desaparecidas. Policías, bomberos y soldados continuaron el martes la búsqueda de un número indeterminado de desaparecidos.
En muchas de las más de 70 localidades afectadas, ubicadas principalmente en la periferia sur de Valencia, la población aún sufre escasez de productos básicos. El agua ha vuelto a fluir por tuberías, pero las autoridades afirman que solo es apta para la limpieza y no para beber. Se forman filas en cocinas improvisadas y puestos de comida en calles aún cubiertas de barro y escombros.
“Podemos estimar que estamos ante el mayor desembolso por un evento climatológico que haya sufrido España jamás”, afirmó Mirenchu del Valle Schaan, presidenta de la Asociación Española de Compañías de Seguros.
Miles de voluntarios están ayudando a los soldados y a los refuerzos policiales en la gigantesca tarea de limpiar el lodo y los innumerables coches destrozados.
Las plantas bajas de miles de viviendas quedaron destruidas. Dentro de algunos vehículos arrastrados por el agua o atrapados en garajes subterráneos, aún había cuerpos esperando ser identificados.
La frustración por la gestión de la crisis estalló el domingo cuando una multitud en Paiporta, una de las zonas más afectadas, arrojó barro y otros objetos a la familia real española, al primer ministro Pedro Sánchez y a funcionarios regionales cuando hicieron su primera visita al epicentro de los daños causados por las inundaciones.
¿Qué pasó?
Las tormentas se concentraron en las cuencas de los ríos Magro y Turia y, en el canal del Poyo, produjeron muros de agua que desbordaron las riberas, pillando desprevenidos a los vecinos que continuaban con su vida cotidiana durante la tarde-noche del martes y la madrugada del miércoles.

¿Qué pasó?
Las tormentas se concentraron en las cuencas de los ríos Magro y Turia y, en el canal del Poyo, produjeron muros de agua que desbordaron las riberas, pillando desprevenidos a los vecinos que continuaban con su vida cotidiana durante la tarde-noche del martes y la madrugada del miércoles.
En un abrir y cerrar de ojos, el agua fangosa cubrió carreteras y vías férreas, y se coló en casas y negocios de pueblos y aldeas de la periferia sur de Valencia. Los conductores tuvieron que refugiarse en los techos de sus vehículos, mientras que los residentes se refugiaron en terrenos más altos.

El servicio meteorológico nacional español informó que en la localidad de Chiva, gravemente afectada, llovió más en ocho horas que en los 20 meses anteriores, calificando el diluvio de "extraordinario". Otras zonas de la periferia sur de Valencia no recibieron lluvia antes de ser arrasadas por el dique que desbordó los canales de drenaje.
Cuando las autoridades enviaron alertas a los teléfonos móviles advirtiendo de la gravedad de las inundaciones y pidiendo a la gente que se quedara en sus casas, muchos ya estaban en la carretera, trabajando o cubiertos de agua en zonas bajas o garajes subterráneos, que se convirtieron en trampas mortales.
¿Por qué se produjeron estas inundaciones repentinas masivas?
Los científicos que intentan explicar lo sucedido ven dos posibles conexiones con el cambio climático causado por el hombre. Una es que el aire más cálido retiene y luego libera más lluvia. La otra son los posibles cambios en la corriente en chorro —el río de aire sobre la tierra que desplaza los sistemas meteorológicos por todo el planeta— que generan fenómenos meteorológicos extremos.

Los climatólogos y meteorólogos afirmaron que la causa inmediata de las inundaciones se debe a un sistema de tormentas de baja presión aislado que migró desde una corriente en chorro inusualmente ondulada y estancada. Dicho sistema simplemente se estacionó sobre la región y derramó lluvia. Esto ocurre con tanta frecuencia que en España se les llama DANA, el acrónimo del sistema, según los meteorólogos.

Y luego está la temperatura inusualmente alta del mar Mediterráneo. A mediados de agosto registró su temperatura superficial más alta registrada, con 28,47 grados Celsius (83,25 grados Fahrenheit), según Carola Koenig, del Centro para el Riesgo de Inundaciones y la Resiliencia de la Universidad Brunel de Londres.
El fenómeno meteorológico extremo se produjo después de que España luchara contra sequías prolongadas en 2022 y 2023. Los expertos dicen que los ciclos de sequía e inundaciones están aumentando con el cambio climático.
“El cambio climático mata, y ahora, por desgracia, lo estamos viendo en primera persona”, dijo Sánchez el martes tras anunciar un paquete de ayudas de 10.600 millones de euros para 78 municipios donde al menos una persona había muerto.
¿Ha sucedido esto antes?
La costa mediterránea de España está acostumbrada a las tormentas otoñales que pueden provocar inundaciones, pero este episodio fue la inundación repentina más potente que se recuerda en la región.
Las personas mayores de Paiporta, epicentro de la tragedia, afirman que las inundaciones fueron tres veces más graves que las de 1957, que causaron al menos 81 muertos. Ese episodio provocó el desvío del cauce del Turia, lo que permitió que gran parte del pueblo se salvara de estas inundaciones.
Valencia sufrió otras dos grandes DANA en la década de 1980, una en 1982 con alrededor de 30 muertos, y otra cinco años después que rompió récords de precipitaciones.

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Hora de publicación: 06-dic-2024