El sensor de suelo puede evaluar los nutrientes del suelo y regar las plantas basándose en evidencia. Al insertarlo en el suelo, recopila información diversa (como la temperatura ambiente, la humedad, la intensidad de la luz y las propiedades eléctricas del suelo) que se simplifica, contextualiza y se comunica al jardinero.
Aramburu afirma que los sensores de suelo nos advierten desde hace tiempo que nuestros tomates se están ahogando. El verdadero objetivo es crear una vasta base de datos que indique qué plantas crecen bien en qué climas, información que esperamos utilizar algún día para marcar el comienzo de una nueva era de jardinería y agricultura sostenibles.
La idea se le ocurrió al edafólogo Edin hace varios años, mientras vivía en Kenia y trabajaba en su último proyecto, el biocarbón, un fertilizante ecológico. Aramburu se dio cuenta de que había pocas maneras de comprobar la eficacia de sus productos aparte de los análisis de suelo profesionales. El problema era que los análisis de suelo eran lentos, costosos y no le permitían monitorear lo que sucedía en tiempo real. Así que Aramburu construyó un prototipo del sensor y comenzó a analizar el suelo él mismo. "Es básicamente una caja en un palo", dijo. "Son más adecuados para que los científicos los usen".
Cuando Aramburu se mudó a San Francisco el año pasado, sabía que para crear la enorme base de datos que deseaba, necesitaba que los diseños industriales de Edin fueran más accesibles para los jardineros comunes. Recurrió a Yves Behar, del Proyecto Fuse, quien creó una encantadora herramienta con forma de diamante que emerge de la tierra como una flor y que además puede conectarse a sistemas de agua existentes (como mangueras o aspersores) para controlar el riego de las plantas.
El sensor tiene un microprocesador integrado y su principio de funcionamiento consiste en emitir pequeñas señales eléctricas al suelo. "De hecho, medimos cuánto el suelo atenúa esa señal", explicó. Un cambio suficientemente grande en la señal (debido a la humedad, la temperatura, etc.) hará que el sensor envíe una notificación automática para avisarle sobre las nuevas condiciones del suelo. Al mismo tiempo, estos datos, junto con la información meteorológica, indican a la válvula cuándo y cuándo debe regarse cada planta.
Recopilar datos es una cosa, pero interpretarlos es un desafío completamente diferente. Al enviar todos los datos del suelo a servidores y software, la aplicación te indicará cuándo el suelo está demasiado húmedo o demasiado ácido, te ayudará a comprender su estado y a realizar tratamientos.
Si suficientes jardineros ocasionales o pequeños agricultores orgánicos lo adoptan, podría estimular la producción local de alimentos y tener un impacto real en el suministro de alimentos. "Ya estamos haciendo un trabajo deficiente alimentando al mundo, y cada vez será más difícil", dijo Aramburu. "Espero que esto sea una herramienta para el desarrollo agrícola en todo el mundo, ayudando a las personas a cultivar sus propios alimentos y a mejorar la seguridad alimentaria".
Hora de publicación: 13 de junio de 2024